Monday, January 09, 2023

Amigos

A veces pienso que no tengo ningún amigo "de verdad". De esos que las series y películas muestran de manera tan romántica. Los que llegan de visita sin avisar y abren el refrigerador sin preguntar. Los que te conocen mejor que nadie y han estado ahí desde siempre. 

Hay quienes hacen sus amigos en la infancia y los mantienen por el resto de sus vidas. Los envidio. Yo he ido perdiendo el contacto con muchos de mis amigos a través de los años. Pero también he hecho nuevas amistades, cada una de ellas diferente y única.

Me encantan las tradiciones que tengo con mis amigos. Una reunión navideña, un intercambio de regalos, una retrospectiva del año que termina. Celebrar nuestros cumpleaños en el boliche. Enviarnos tarjetas cursis de gatos. Tener tradiciones me hace sentir parte de algo especial, de un grupo exclusivo. 

Las tradiciones además le dan un ritmo a nuestra convivencia. Nos dan una buena excusa para volvernos a ver. Todos estamos muy ocupados con nuestras vidas y nuestros trabajos, y un elemento de repetición asegura que nos demos tiempo para reunirnos con amigos.

Mantener amistades de larga distancia es un arte en el que no soy muy bueno. Mi esposa, por el contrario, es una buenaza. Todo el tiempo está recibiendo paquetes y tarjetas postales y le brillan los ojos cada vez que descubre que hay algo para ella en el buzón. Me alegro por ella, pero en mi interior me carcome la envidia. ¡Yo también quiero amigos que me manden cosas por correo!

No sé por qué, pero a pesar de que deseo con todo mi corazón estar en contacto con mis amigos y cuidar esa relación y profundizar en mis relaciones, no logro mantener un contacto por medio de las redes sociales. Siento que la comunicación se ha hecho cada vez más superficial. 

Yo era una de esas personas que escribían correos largos de vez en cuando a mis amigos. De vez en cuando busco esos correos y los leo. Me sorprende lo largos que son, la cantidad de temas que comparto en un solo correo y la profundidad de la comunicación. Me tomé tiempo para escribir esos textos, y mis amigos hicieron lo mismo, algunas veces me contaron lo que pensaban, o como se sentían y me preguntaban muy concretamente acerca de mi vida. Conservo esos correos como un tesoro, como una muestra de que tuve amistades de esas que todos realmente anhelamos. Quizás un día de estos voy a imprimir esos correos o los voy a editar en un pequeño libro sólo para mí, para recordarme de vez en cuando cómo escribíamos antes. 

He aprendido mucho sobre la amistad últimamente. He aprendido que hay amistades que hay que dejar ir, porque la gente cambia. Que nunca es tarde para retomar el contacto con algún viejo amigo. A nadie le molesta recibir un buen mensaje de alguien a quien se le tiene cariño. Que hay que dejar atrás la culpa por no haber mantenido el contacto durante un largo tiempo. Simplemente hay que desatarse y escribir.

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