Saturday, December 31, 2022

Madurez

Me gustan las pláticas de carretera. Siempre llega un momento en el que nos ponemos filosóficos y nos metemos a temas más profundos y trascendentales. Hablamos y hablamos y se nos pasa el tiempo rápido. Y al llegar a nuestro destino somos otros, nos conocemos un poquito más. Ayer, en el camino a Hannover para ir a visitar a unos amigos, salió el tema de la madurez y de lo que significa convertirse en adulto. El estar manejando en la carretera, junto a mi esposa y con nuestra bebé en el asiento trasero, me hizo sentirme como un adulto. Soy yo el que va manejando. No mi mamá, ni mi hermana, ni nadie más. Me sentí independiente, libre, responsable. Adulto.

De chico resolvía mis problemas pretendiendo que no existían. Era una salida fácil. Me funcionó por unos años (más o menos). Recuerdo que mis compañeros del aspirantado me tachaban de ingenuo, yo creía que ellos se referían a mi radiante optimismo. «No tiene nada de malo ser un optimista. El mundo necesita más gente como yo.» Me aferraba a una visión del mundo como un lugar fundamentalmente bueno y seguro. No podía aceptar que podían existir personas con malas intenciones. Si algo malo pasaba, yo simplemente lo borraba de mi memoria y sanseacabó. En mi ingenuidad, me tomé al pie de la letra eso del ideal cristiano, del corazón puro, del llamado a la santidad. 

Obviamente viví con un conflicto interno. No podía conciliar mis propias sombras con esta visión del mundo ideal y de mi llamado a la santidad. Me agobiaba mucho que me cayera mal uno de mis compañeros del aspirantado. Yo simplemente no lo aguantaba. No había química entre nosotros. Sólo el verle su cara en las mañanas me ponía de mal humor. Y no entendía cómo era yo capaz de tener esos sentimientos tan negativos. Pasé muchas mañanas en la capilla pidiendo perdón por ser un mal hermano y reflexionando sobre lo importante que es amar especialmente a las personas que uno detesta. Eso fue una tortura. Y duró tres años y medio. 

Otro tema que decidí que no existía fue mi sexualidad. A los quince años, sin duda un asunto estimulante y muy presente, pero que yo no podía conciliar con mi ideal de ser un religioso y un santo. Al principio pude ignorar su existencia. Luego pasé años reprimiéndola, dejando salir mis pulsiones en ráfagas, a escondidas, con una nube de vergüenza que se íba haciendo cada vez más gris y terminó por convertirse en tormenta. Eso también fue una tortura.

Por último estaban los problemas en mi familia. El divorcio de mis padres y sus pleitos cada vez que nos reuníamos. Mi hermano enredado en sus líos con su pareja, madurando a su manera. Mi padre y sus problemas, tratando de sobrevivir y sacar adelante a su otra familia. Lo mucho que me hacía falta su cercanía, ahora que yo me estaba transformando en un hombre. Mi solución fue meter todos esos problemas debajo de la alfombra. Pretender que nada de eso existía. No pensar en ello. Y seguir jugando al santo. El santo aspirante a hermano lasallista.

Ya me lo habían advertido mis compañeros en aquella época, y había salido a colación en pláticas con primos y amigos. –Tú vives en tu burbuja feliz, en tu mundo color de rosa. Un día te vas a topar con la cruda realidad. Y te va a doler.
Nunca vi mi optimismo extremo como algo negativo. Para mí, eso era precisamente lo que me hacía especial, era mi súper poder. Ahora, ya con más camino recorrido, al fin entiendo que me hacía falta madurar. 

Madurar es aprender ver las cosas como son, no como quisiéramos que fueran. Es pasar de un optimismo ingenuo a un pesimismo de aceptación. Es aprender a ver la vida junto a la muerte. La alegría junto al sufrimiento. La salud junto a la enfermedad. Poder reconocer la bondad y la maldad en una misma persona. En mí mismo, en mi madre, en mi padre, en el sacerdote. Todos tenemos broncas, y está bien así. Nada es perfecto, y está bien así. Por que así son las cosas.

Friday, December 30, 2022

No eres tú, soy yo

No espero que comprendas mis palabras hoy. Entiendo que esta plática te deje perpleja. Lo noto en tus ojos que me miran interrogantes y en tu boca a medio abrir. En tu silencio. 

Lo cierto es que lo nuestro ya no puede seguir así, tiene que cambiar. No. No eres tú, soy yo. Sé que es una frase común, pero créeme. Es cierto. Yo simplemente ya no puedo más. Ya no puedo seguir cargando contigo como lo hacía antes. Estoy cansado, lastimado. Necesito un tiempo para recuperarme, para descansar. 

Es mi espalda. Mi espalda se cansó de cargarte a todos lados, de arrullarte para que duermas y de ponerte de vuelta en tu cunita. Ya pesas casi seis kilos mi amor. Ya eres una bebé grande. Ya no puedo seguir cargándote tanto.

Wednesday, December 28, 2022

El parque de la ciudad

Nuestra vida giró en torno al parque de la ciudad. El Stadtpark. No nos dimos cuenta al principio, pero lo que pasaba en ese parque se iba reflejando en nuestras vidas. Nos conocimos en un departamento junto al parque cuando teníamos veintitantos años. Nos fuimos mudando a otros lugares de vez en cuando, siempre a orillas de ese parque. Pasamos las tardes calurosas de los veranos leyendo bajo nuestro árbol, o asando carne con amigos en nuestro lugar favorito, cerca del jardín de rosas. 

Celebramos en el parque nuestros cumpleaños. Y las flores rosas de sus cerezos adornaron nuestra boda. Fuimos creciendo y el parque se fue transformando y sus caminos nos fueron acompañando. Le dimos miles de vueltas a ese parque. Caminamos hasta cansarnos cuando tuvimos miedo y nos atacó el insomnio. Caminando, imaginamos a nuestros hijos, nos contamos historias, sueños, proyectos. Planeamos nuestros viajes, discutimos y discutimos; y nos perdonamos. Luego siguieron los cumpleaños de los niños y las largas tardes en el chapoteadero. Comiendo salchichas y papas fritas. 

No me puedo imaginar nuestra vida sin el parque y sus jardines. Vivimos en una simbiosis extraña, más allá de algo biológico. ¿Qué será del parque cuando ya no estemos vivos?

Junto a mí

Espero que nunca te visite la terrible angustia,
que nunca se te salga el alma de tu cuerpo,
y te quedes sola, vacía.

Espero que nunca te arañe el miedo traicionero,
que nunca se te meta en el pecho un terremoto,
y te quedes escondida, cabizbaja.

Espero que nunca te caiga encima el pesado insomnio,
que nunca se te plante la duda tenebrosa,
y te quedes atrapada, sin aliento.

Pero si algún día te alcanza la tragedia inevitable,
agárrate de mí lo más fuerte que puedas,
y espera. Con paciencia. Con confianza.
Junto a mí.

Monday, December 26, 2022

El curso de poesía

¿Cómo decidí estudiar ciencias computacionales? Fue una decisión muy acertada. Y se la debo en parte a mi madre y a un gordito de San Pedro Garza García. Estudiar informática no era mi primera opción. Yo tenía dieciocho años y acababa de volver a Monterrey. Regresé del postulantado derrotado. No pude con el paquete de ser un hermano lasallista. Estaba un poco deprimido y desorientado. Después de tres años y medio de perseguir esa vocación de la vida religiosa, ahora estaba de vuelta en mi casa. Sin ocupación y sin saber qué quería hacer con mi vida. 

Dije que quería estudiar filosofía y letras, para continuar en el área humanista. Además, en mi corta formación para religioso había leído mucho y había comenzado a disfrutar de los placeres intelectuales de la escritura. Pero mi mamá decía que eso no dejaría mucho dinero. Que sería difícil hacer una carrera con esos estudios. 
–¿Por qué no estudias mejor algo con computadoras mijito? A ti siempre te ha gustado eso de la programada. Además eres muy bueno para las matemáticas.
Era cierto que yo disfrutaba mucho eso de la programación y las matemáticas se me facilitaban, pero yo tenía la idea de ser un intelectual y estudiar filosofía y escribir poesía y todo eso. 

Era la mitad del semestre escolar, así que tenía tiempo para decidir y para no andar de ocioso decidí meterme a unos cursos y aprender algo nuevo. Tomé un curso de photoshop y uno de poesía. Ese curso de poesía me gustó mucho, aunque el profesor me cayó muy mal. Era un gordito, chaparrito, arrogante, sangrón y amanerado (lo amanerado no me molestaba, sólo que hacía más insoportable lo sangrón). El profe nos enseño a ver la poesía como una cuestión meramente técnica, no como algo sentimental y terapéutico. 
–Nada de venir aquí a sacar tus traumas escribiendo poemas. Aquí no vamos a abrazarte y a consolarte. Aquí vamos a analizar tu poesía de manera objetiva.

Recuerdo que en todo el curso no me atreví nunca a llevar una poesía propia. Me limité a atender en silencio y a escuchar los textos de los demás. Sólo logré hacer un soneto en todo el curso, que por cierto le gustó mucho al profesor. La historia de ese soneto la voy a contar en otra ocasión. 
Al final, ese curso de poesía me sirvió para decidirme. Mejor iba a estudiar ciencias computacionales. No quería terminar como ese maestro. Muy intelectual y todo, pero amargado.

Sunday, December 25, 2022

La candidata

En mi preparatoria había, cada año, un concurso de belleza al más puro estilo gringo. Cada clase seleccionaba a una candidata y, después de unos meses y algunos bailes de "presentación a la sociedad", se elegía a la nueva "reina" de la preparatoria. Ese día, en mi clase, las cosas se salieron un poco de control.

Tuve la suerte de estar en la clase de "Primero A". En esa clase reinaba un ambiente de respeto y amistad. Y tenía también una excelente maestra titular. Esa mañana, la maestra nos informó que íbamos a elegir a nuestra candidata para el concurso. Haríamos una votación sencilla con pedacitos de papel. Una vez emitidos todos los sufragios, comenzó el conteo público, para asegurar la transparencia del proceso. La maestra fue abriendo los papelitos, uno por uno, mientras marcaba en el pizarrón los votos que iban recibiendo las chicas nominadas. 

Lola recibió muchos votos desde el principio del conteo, lo que causó un poco de incomodidad en la clase, ya que ella era, hmm, ¿cómo decirlo? digamos que era... diferente, a las candidatas "tradicionales". 

Lola no tenía un cuerpo esbelto ni una sonrisa suave y fina. No era ni gorda, ni flaca. Tenía un cuerpo más bien algo geométrico, con forma de trapecio. Era de facciones un poco toscas y de carácter fuerte. Lola decía lo que pensaba y no se andaba con rodeos.

Los votos para Lola seguían creciendo y creciendo, pero al final no alcanzó para una victoria. Ganó la chica rubia y alegre que todos esperaban que quedara de candidata. Pero con un margen bastante cerrado. La maestra, sonriente, tiró los papelitos a la basura y se despidió, satisfecha con el resultado de la elección. Pero no todos los alumnos estaban contentos con ese resultado.

Durante el cambio de clases, los alumnos sospechosos tuvieron una idea peligrosa. Sacaron los papelitos de la basura para volver a contarlos y verificar el resultado de la elección. Se dieron cuenta de que la maestra había alterado los resultados para que no ganara Lola. – ¡Qué Escándalo!, anunciaron indignados. Se había cometido un fraude. Lola era la candidata legítima. Querían justicia. – ¡Voto por voto!, ¡casilla por casilla! 

Más tarde nuestra maestra titular volvió para darnos la clase de álgebra. 
–Lola, mija ¿puedes ir a la coordinación a pedir una caja de gises por favor? 
La maestra cerró la puerta detrás de Lola, y al darse la vuelta, notamos en su cara que algo andaba mal. Estaba roja, furiosa. Sus ojos parecían ser más grandes que de costumbre, su boca dibujaba una expresión severa. Nos dió una mirada dura, en silencio, por un momento que se sintió eterno.
–¿Cómo se atreven a jugar con los sentimientos de su compañera? ¿Les causa mucha gracia exponerla así? ¡Debería de darles vergüenza!

La maestra admitió que había alterado los votos para proteger a Lola de nuestra broma de mal gusto. Y no estaba a discusión si era correcto o no, que hubiera modificado el resultado. Ella, la persona adulta que estaba a cargo, había decidido hacerlo. Y punto.

Reinó un silencio incómodo. No nos atrevimos a contestarle nada. Sabíamos lo que habíamos hecho. Las palabras de la maestra eran un espejo en el que veíamos reflejada nuestra crueldad infantil. Nuestra burla cobarde. Esa mañana “perdió” la democracia, pero aprendimos una lección que no olvidaríamos nunca. 

Friday, December 23, 2022

Tres pasiones

Ahora sí ya se está acabando el año. Ahora sí ya comienza la cuenta regresiva. Para mí termina un año que no quiero que se acabe nunca. Estos últimos doce meses vieron nacer tres pasiones que, estoy seguro, me van a acompañar toda mi vida. 

En primer lugar, mi hija. Desde que era apenas una linda celulita multiplicándose ahí en el vientre de su madre, yo ya intuía que sería mi más grande amor. Estos doce meses la he visto crecer y he estado junto a ella todos los días. Su sonrisa, su mirada, su inocencia. No hay más que decir al respecto. Se lleva el primer lugar. Si por accidente me tuviera que quedar atrapado en un bucle temporal, quisiera que fueran estos meses con nuestra bebé y su ternura.

Luego está esto de la escritura. Llevo todo diciembre escribiendo por las mañanas. Al principio me costó trabajo aplicarme y ponerme a escribir. Tenía las palabras como entumecidas por falta de uso. Pero una vez que le fui agarrando práctica, me empecé a soltar y a disfrutar. No tengo ningún plan, cada mañana me siento en el mismo lugar y simplemente comienzo a teclear. Estoy sorprendido de la manera en la que está transformando mi manera de pensar y de actuar. Esta práctica llego para quedarse. Es parte de mí. Punto.

Por último está la guitarra clásica. Un día volví a sacar la guitarra del ático y me puse a tocar. Toqué lo mismo de siempre. Los pedacitos de esas tres o cuatro canciones que aprendí cuando tenía catorce años y que toco de manera automática siempre que tengo una guitarra en las manos. Por casualidad encontré un curso gratuito de guitarra clásica y decidí probarlo. Me encantó. El principio fue algo lento y tedioso, pero después de un poco tiempo, se me abrió un mundo nuevo. El mundo de la música. Ahora puedo leer notas musicales y no sólo tablaturas. Es el pasatiempos perfecto para desconectarme y relajarme. Requiere mucha concentración y práctica constante. Es muy gratificante. Algo me dice que mi guitarra ya no va a regresar al ático.
 
Estoy seguro de que estas tres pasiones marcarán los próximos años de mi vida. Les doy la bienvenida a la lista de las cosas (y personas) que hacen que mi vida valga la pena.

Thursday, December 22, 2022

El cuento que no sabía escribir

Tengo la idea de un cuento que quiere que lo escriban porque no sabe escribir. Y es un problema muy grande para un cuento eso de no saber escribir, porque su mera existencia depende entonces de alguien más. De un escritor que lo quiera escribir. 

Y a este cuento nunca le ha gustado andar pidiendo favores. Le choca estar rogando a ver quién se digna a hacerle caso. Lo que él quiere es ser un cuento independiente, de esos que parece que han estado escritos desde siempre. De los que no se pueden ya ni distinguir de la realidad, como ese problema del huevo y la gallina, ¿sabes? ¿qué fue primero? 

En fin, el pobre cuento este, con su arrogancia y su terquedad, yo no creo que vaya a llegar muy lejos. Lo que él necesita es bajarse de su nube y hacer lo que pueda con lo que diosito le dio. No hay de otra. Que se vaya a la plaza a buscar a ver quién lo quiera escribir. Así le han hecho muchos otros cuentos famosos. 

Yo no. Yo no lo voy a escribir hasta que me lo pida por favor.

Mientras duermo

Burbujas juguetonas, sin forma ni color.
Brotan de repente desde el fondo de mi abismo. 
Oigo su rumor confuso mientras vuelan.
Van hacia un lugar que no existe todavía.

Son palabras mudas, bosquejos de intención.
Dejan su fragancia en el espacio que liberan.
Sienten la frescura de un día nuevo que comienza,
Y sin más, se esfuman.

Wednesday, December 21, 2022

Bien por ti

Hoy brillará tu sol de nuevo,
como lo hace cada día. Para ti.

Hoy crecerá de nuevo tu fortuna,
como setas en un bosque. Como pastos infinitos. 

Hoy llenarás tu copa de un vino delicado,
y en la noche bailarán radiantes tus estrellas.

Será también de tus hijos el mañana,
porque así lo quiere el tiempo. Para ti.

Y yo. 

Seguiré mirando a través de tu ventana.
Odiando la sonrisa satisfecha de tu cara.
Y me iré diciendo: bien por ti.

Quién dijo que la vida es siempre justa

Nadie me dijo que la vida iba a ser siempre justa. Yo me fui haciendo a esa idea al ir creciendo. Nadie me dijo que las relaciones son justas, que se da y se recibe siempre en la misma proporción. No sé de dónde saqué esa expectativa de tener las mismas oportunidades que los demás y de ser tratado siempre con bondad. Porque el mundo claramente no funciona así. Y la gente simplemente no es así.

Las relaciones personales son siempre desiguales. En la escuela y en la familia se favorecen a unos y se descuidan a otros. Desde niños nos duelen las injusticias triviales del día a día. Y nos sentimos frustrados, y lloramos. Porque esperamos un mundo ideal, un mundo justo e igualitario. 

Pero la cruda realidad es otra. Y se puede observar en el reino animal. El mundo en el que vivimos es asimétrico.  Nuestra especie dominando a las demás. Incluso entre los seres de una misma especie hay una enorme variación. Unos cuantos afortunados son los más fuertes y dominan a los otros, condenados por sus genes. Los de abajo, los olvidados, los jodidos. 

¿De dónde viene mi intensa frustración y enojo cuando siento que algo no es justo? Nadie dijo que tenía que ser así. Tú lavas los platos y yo cocino. Tú cuidas al bebé por la tarde y yo por la noche. Yo doy porque recibo.

Tuesday, December 20, 2022

Galleta de la fortuna para bebés II

Mirada coqueta, mirada curiosa,
que brinca y corre, toca y busca.
Sonrisa sin dientes,
queja, llanto, risita, manotazo.
Es un juego tu mirada,
me invitas a jugarlo todo el día.

«Hoy necesitarás un cambio de pañal.»
Galleta de la fortuna para bebés.

Monday, December 19, 2022

Galleta de la fortuna para bebés I

Tus ojos guardados. 
Tu cara redonda y suave.
Las curvas de tu tierna boca.
El ir y venir de tu vientre. Tu respiro.
Tu sueño de paz.

«Hoy descubrirás algo que cambiará tu mundo.»
Galleta de la fortuna para bebés.

Sunday, December 18, 2022

Mi bebé tiene superpoderes

Mi bebé tiene superpoderes. Este año predijo todos los partidos del mundial. Se queda muy quietecito en su sillita viendo los juegos en la tele. Como si pudiera entender al comentarista narrando el partido en alemán. Y nosotros, pues ¡felices de la vida! Son nuestros noventa minutos de paz, más el tiempo extra y los penales. 

Lo bueno es que nos dimos cuenta antes de que terminara el torneo. Al principio, apostamos sólo cantidades pequeñas, ya sabes, para ir probando. Luego le fuimos agarrando más y más confianza, hasta que nos animamos a meterle lo de la herencia de mi esposa. Tuvimos que firmar un contrato y todo, porque la página esa no aceptaba apuestas tan grandes. Pero ahora sí ya está todo listo. Este domingo nos cambia la vida. Este domingo es la final. 


Saturday, December 17, 2022

Balance

Me despiertan mis pensamientos. Una ola de ideas frescas, burbujeando, brincando, queriendo salir.

Si mi cerebro funciona como creo que lo hace, cada una de estas mañanas, al sentarme a escribir, estoy aprendiendo, estoy creando algo sin saberlo.
Me pasa lo mismo con otras cosas. Es muy evidente con la guitarra. Dos o tres días de practicar la parte difícil de una pieza, y yo: «Mis dedos nunca van a poder quedarse en esta posición de manera natural. Mucho menos los voy a poder mover al siguiente acorde. Es imposible.» Luego me distraigo, paso un buen día en el zoológico o haciendo alguna otra actividad. La mañana siguiente como por arte de magia mis dedos se acomodan. La música suena como debe de ser. Mi cerebro trabajó mientras yo estaba viviendo mi vida normal. 

También es fácil observar algo similar cuando estás aprendiendo algún idioma. Aprendes palabras nuevas, lees un texto, intentas decir algo. Día tras día. Unos días de pausa, quizás un fin de semana, y un buen día, de repente te das cuenta de que entendiste algo que no entendías antes. 
No sé cómo suceden esos pequeños saltos. Es como si el cerebro se quedara entrenando sin que tú te des cuenta. Mientras duermes, mientras juegas, mientras limpias la casa. Creo que me va a pasar lo mismo con esto de la escritura. Cada día voy a escribir. No importa lo que escriba, no importa si tiene mucho sentido. Voy a escribir, voy a practicar. Y esa práctica se va a ver reflejada en mi manera de escribir. Voy a mejorar. 

Me encantan esos momentos en los que te das cuenta de que has aprendido algo, de que has progresado. Estoy convencido de que casi todas las cosas se pueden aprender. El talento existe, sin duda. Pero no existe sin cientos de horas de práctica. Es imposible escribir cientos de cuentos y no mejorar en absoluto. Es imposible levantarse todas las mañanas a correr y no aumentar la condición física. Es lo natural, lo automático. El poder de la repetición, de la disciplina. Eso es en lo que yo creo. Es lo que he observado. A mí nunca me han funcionado maratones de estudio, ni los cambios radicales. El progreso sucede en pasos chiquitos. Uno tras otro. Día a día. Semana a semana.

Últimamente estoy un poco obsesionado con esto de escribir. Es una fase. Me pasa con casi todo lo que comienzo a aprender. Lenguajes, programación, música y ahora escritura creativa. Puedo decir que es algo normal. Pero siempre me saca de balance. 

Antes de comenzar a escribir por las mañanas, a inicios de Diciembre, había llegado a un equilibrio muy gratificante en mis días. Mi casa estaba limpia y en orden, estaba haciendo ejercicio, cocinando comida saludable para mí y para mi familia; estaba practicando guitarra todos los días y pasando tiempo de calidad con mi esposa y mi bebé. Poquito de todo, todo en equilibrio. Y luego se me metió en la cabeza la idea de escribir un libro. Un libro de lo que sea. Si Aida y Mariela pueden escribir un libro y venderlo por internet, por qué no puedo yo hacer lo mismo. Así que comencé a jugar con la idea de aprovechar el tiempo que tengo ahora que no estoy trabajando, para aprender a escribir de una vez por todas. Siempre he querido escribir mejor. Esta es la oportunidad que estaba esperando. Y me comencé a obsesionar y comencé a despertarme más temprano en las mañanas. Los primeros días me la pasé distraído como siempre lo hago, leyendo acerca de escribir en lugar de ponerme a escribir. Pero luego comencé a escribir y me di cuenta de que cada día podía escribir más y más.

El chiste es que me salí de equilibrio, y llevo ya casi quince días así medio obsesionado, pensando todo el día en eso. En frases nuevas, en ideas nuevas, en cómo continuar con mi cuento, etc. Lo malo es que no puedo dejar de pensar en eso tan facilmente. Y creo que me estoy perdiendo otras cosas importantes en mi vida. Los días van pasando y mi bebé va creciendo y no sé si realmente le estoy poniendo atención como quisiera. Y no sé si realmente estoy aquí presente para mi esposa. Para escucharla y tomarme un café con ella. Y que platiquemos por las mañanas de nuestros planes. Y planear algo interesante con ella. Mi mente está ocupada por completo con esto de escribir. Es como cuando me fui a Marsella a hacer un curso intensivo de francés. Pasaba tanto tiempo escuchando francés y estudiando, que se me hacía muy difícil desconectarme. Esa es la palabra. Desconexión. Me conecto tanto con lo que estoy haciendo que me cuesta mucho trabajo volver al mundo real. A mi vida cotidiana. Sé que es solamente una fase. Es algo temporal. Estoy acostumbrado a esto. Me pasa seguido con muchas cosas, sobretodo en el trabajo cuando tengo un problema nuevo o alguna tecnología nueva que tengo que aprender. Vuelvo del trabajo pero mi mente sigue ahí, buscando soluciones al problema. No sé si esto sea algo bueno. Por un lado son esos días de obsesión en los que doy saltos importantes en mis habilidades, pero también siento que es tiempo perdido de mi vida. 

No sé si mi esposa se de cuenta cuando me pasa esto. Yo me doy cuenta y me remuerde la conciencia. Luego un día decido parar. Y comienzo a volver a mi equilibrio. Poco a poco. Quizás hoy es el día en el que encuentro un equilibrio con esto de la escritura. No lo voy a dejar por completo. Simplemente voy a aprender a dejarlo a un lado para dedicarme a vivir mi vida. Y a estar presente. 
Me va a ayudar hacer un plan. Lo necesito urgentemente. Necesito meterle más ejercicio a mis días. Y unos bloques, sí, dedicados al estudio y a la escritura. Pero siendo sinceros, no necesito más de dos horas al día. Ni que fuera yo Stephen King. Comenzar el día con una o dos horas de estudio y escritura, –dependiendo de cómo dormí– y luego se acabó. Mañana será otro día. Claro si durante el día surgen ideas las voy anotando en mi teléfono como lo he hecho estos días, pero ya no voy a sacar la computadora otra vez ni la tablet. Ya estuvo se acabó. Toca lo que sigue. Arreglar la casa, practicar media hora de guitarra, estar aquí presente cuando se despierten mi hija y mi esposa. Comer algo saludable, hacer el aseo, jugar con Olivia. Lo normal.

Hace unas semanas le dije a Daniela que me sentía muy aburrido. La rutina me está matando. No hacemos nada emocionante estos días. Estamos un poco limitados en lo que podemos hacer con la bebé, y ahora además está haciendo mucho frío así que prefiero estar en la casa. También he limitado un poco mis relaciones, por miedo a que nos contagiemos de algún virus de los que andan rondando estos días de invierno. Así que no nos queda más que bajarle al ritmo y quedarnos tranquilos en la casa. Pero no tenemos ningún plan. Y ese es el problema. Nos pasamos todo el día pegados al teléfono. No creo que Dani esté muy satisfecha con sus días. Yo llevo varios días sin bañarme. «Para qué si no salgo.» Quiero tener un plan para vivir estos días más plenamente, y para no sentir ningún remordimiento de conciencia por estar “desperdiciando mi tiempo”. Hay que meterle algo de aventura a nuestros días, algo diferente. Hay que estar en contacto con más gente. Algo de aprendizaje, algo de ejercicio. Y todo esto sobre el programa normal, de lavar la ropa, limpiar la casa y lavarme los dientes. 

Thursday, December 15, 2022

Temblor, temblor, un beso

El otro día tuvimos una reunión con amigos en nuestra casa. Mi hija estuvo despierta durante toda la cena, sentada sobre una de mis piernas. Le di un beso. Comencé a temblar mi pierna para que se estuviera quieta, y ese fue el gesto que disparó el recuerdo. Me transporté al antecomedor de la casa de Jurica, en donde los adultos solían pasar horas jugando póquer mientras los niños revoloteábamos a su alrededor. 

Yo sentado en el regazo de mi padre. El sonido de las fichas de casino. El verde intenso del mantel de juegos. Humo de cigarro. Pláticas. La risa aguda de mi tía Yolanda. El bostezo de mi madre. Temblor, temblor, un beso. Mi aburrimiento. El escándalo de mis primos jugando en la cocina. Los antebrazos morenos de mi padre. Un beso suyo. El cosquilleo de su barba en mi mejilla.

«Tengo que aprender a jugar póquer», pensé.

FOMO

Estoy muy entusiasmado por continuar escribiendo todos los días y mejorar mi manera de contar lo que pienso. Me intimida saber que hay otras personas que ya son escritores profesionales y lo han hecho toda su vida. Reciben premios, escriben novelas y ganan dinero. Y yo, aquí a mis treinta y cinco años, apenas dando mis primeros pasitos. Nunca voy a poder ser como ellos. ¿Qué es lo que estoy haciendo? Estoy perdiendo mi tiempo. Quizás debería mejor de invertir mi tiempo y mi dinero en cursos de programación, de diseño o de negocios. 

Es que en este mundo no hay lugar para los mediocres. Los ganadores se lo llevan todo. Arrasan. Y yo no soy uno de ellos. 

Veo todos los días como la tecnología va avanzando y como los demás van creando nuevas herramientas para resolver problemas reales utilizando inteligencia artificial. Un abogado virtual que negocia los pagos retrasados de tus cuentas. Un procesador de palabras que te genera párrafos completos de una historia con tan solo darle una frase. Suites creativas que generan imágenes realísticas a partir de texto. Ver esas tecnologías me deja boquiabierto. Pero también me desanima. Ellos, los ganadores, creando esas tecnologías que parecen hacer magia, y yo aquí, en piyama, comiendo chocolates y buscando una excusa para no salir a correr. «Es que hoy hace mucho frío».

No es cierto que en este mundo no hay lugar para los tibios. El mundo está lleno de ellos. De nosotros. Todos somos mediocres en algo. Hasta los genios. Sobretodo los genios. Nadie es grande en todo lo que hace. Nadie se hace grande de un día para otro. 

¿Por qué estoy aprendiendo a escribir? Lo estoy haciendo para mí, porque siempre he sentido que tengo algo que decir, y por no saber cómo decirlo me he quedado callado. Mis ideas se han quedado dentro de mi cabeza. No han llegado a tener forma. No sé siquiera si eran buenas ideas o sólo flatulencias cerebrales. No lo puedo saber porque nunca las escribí, nunca las conté. Estoy aprendiendo a escribir mejor para poder pensar mejor. Eso me basta.


Wednesday, December 14, 2022

Atrapado en las redes

Hace unos días instalé twitter y facebook en mi teléfono porque quiero volver a “conectarme” con el mundo exterior. Como era de esperarse, terminé desperdiciando mucho tiempo, leyendo contenido basura y mirando videos cortos vanos, uno tras otro (odio esos videos cortos). En suma, mi primer intento de volver a conectar con el mundo fue un rotundo fracaso. Pero aprendí mucho.

El problema no son las redes sociales, o los creadores de contenido “basura”. Ellos están haciendo su trabajo, ganándose su pan de cada día. El problema soy yo. Yo soy el que no sé usarlas correctamente. Las instalé con buenas intenciones, pero sin una estrategia o un plan. Grave error. Al final las redes fueron las que terminaron usándome a mí. Me chamaquearon.

Quiero usar las redes sociales (excepto tiktok, esa cosa es del diablo) para descubrir personas con ideas interesantes, ser parte de conversaciones relevantes, compartir mis ideas con el mundo y estar en contacto con amigos y familiares. Nada más y nada menos. Para esto voy a limitarme a seguir unas cuantas reglas simples:

  • No usar las redes sin un objetivo específico y un límite de tiempo.
  • No tener las redes en mi teléfono móvil, para que no estén a mi alcance cuando estoy aburrido (p.ej. sentado en el inodoro).
  • No usar las redes sociales para leer noticias.
  • Trabajar en bloques de no más de media hora.
  • Dedicar un bloque a la semana a depurar las cuentas que sigo.
  • Dedicar un bloque a la semana a descubrir nuevas cuentas e ideas interesantes.
  • Dedicar uno o dos bloques a la semana a responder mis interacciones y publicar alguna actualización en mi perfil.

Amén.

Tuesday, December 13, 2022

Alergia

Desde que era niño tengo una alergia a las palabras esdrújulas ¡Achú! 

Es una condición muy rara e inofensiva. Mi maestra de español fue la primera en darse cuenta. Después de varias pruebas, mi pediatra también confirmó la alergia. El diagnóstico ¡Achú! fue un alivio para mi tía Vero, pues no podía entender por qué me lloraban los ojos cada vez que escuchaba su nombre. No me hacen falta esas palabras, he aprendido a vivir sin ellas. 

Dicen los doctores que es una discapacidad menor, pero ¿Qué saben ellos de las restricciones a las que soy sujeto cada día? Ellos no saben lo que es vivir siempre a la defensiva, evitando esas palabrejas.

Mi esposa lee los libros antes que yo y tacha con un marcador permanente todo lo que no debo leer. Cuando es posible, escribe una palabra equivalente en el borde de la hoja. Si no encuentra una equivalente, elige otra palabra que suene bien en su lugar. A veces cambiar una palabra aquí y otra por allá le altera el sentido totalmente a un libro. Pero eso no me molesta. A mí me sigue gustando mucho leer.


Monday, December 12, 2022

Un portón y tu luna

Piano suave. 

Toco la esquina del vidrio que me quema, que me arde. Semáforo de rosa petulante. Cuánto olvido de mi casa en Nicaragua. Sin dormir vuelvo a ti, mi serena de olvido. Sin llaves siento tu mirada rebozar. Sin pies ni nada, nadando en el mar de tus caricias, viviendo en la mina de tus ojos. Siena, San Juan. Palabras verdes que van y vienen al vacío, junto al perfil de tu amarillo, de tu olvido. No, no me dejes más siempre sintiendo, siempre sollozando, sin mis sucios sueños. 

Al menos voy andando.

Y sigue y sigue el cangrejo en la mar. La hora del naufragio, del olvido. No es más, no es más melodia interminable. Mesa y cuna, botella que gira, columpio en el aire, vela y espuma. ¿Cuánto más?, ¿Hasta dónde? Orificio, resquicio de ti, de tu tensión, de tu cancion. Forrajero de almas viejas y desnudos sin escuela. 

No hay más en este cajón. No queda sino el silencio de la escoba y el granero. Aquel momento en el que todas las aves sienten el nido degollado. Entrada ya la gris aurora del mañana se va, se va, se va…

¿Por qué me dejas? Cuando siento en ti mi resplandor de luna, si no es tu pecho más que oficio callado. Un portón y tu luna.

Ejercicio de escritura automática.

Envidia

No tengo una casa, ni un coche, ni un segundo trabajo. Tengo sí, un poco de envidia. Pero esa no hace falta que la mencione en mi declaración de impuestos.

Sunday, December 11, 2022

La lista

La lista de compras pertenece a Mónica San Juan. Tiene 31 años y vive con sus padres en un departamento en el centro de Madrid. Es hija única. Su madre, Ana, tiene 71 años y sufre de demencia desde hace 16 años. El doctor dice que su demencia es irreversible. Su padre es un enfermero retirado. Mónica y su padre se hacen cargo del cuidado de Ana. 

A su madre le hace mucha ilusión celebrar su cumpleaños, así que cada martes le hacen una fiesta de “aniversario” con tarta, regalos y todo. Ana pasa muchas horas mirando la parte posterior del sofá verde de la sala, lo cual explica su bronceado en la mitad derecha de la cara. Su padre, a pesar de ser enfermero, no le ayuda mucho, ya que es adicto a los video juegos. A tal punto que prefiere usar pañales para no interrumpir sus largas sesiones de juego en línea. Últimamente se pasa los días jugando con un grupo de adolescentes alemanes.

El perro de Mónica se llama Solovino. Un día lo encontró durmiendo debajo de la mesa en la cocina. Solovino come exclusivamente salchichas con huevo y bebe mucha infusión de tila. Por alguna razón inexplicable, Mónica es la única que lo puede ver. Nadie más puede verlo o escucharlo, pero todos aseguran que lo pueden oler. Mónica leyó en un foro que hay que bañar a una mascota invisible con cerveza sin alcohol para que no pierda su escencia. Tiene mucho miedo de despertar un día y no poder ver más a Solovino. 

Ya van dos teléfonos móviles que se le pierden a Mónica este mes, por eso siempre tiene una reserva de teléfonos en la casa. En las noches, los tres se sientan en la sala a ver televisión. Por nada del mundo se pierden la nueva serie sobre unos piratas del siglo dieciocho. «Hay que comprarle un parche para el ojo izquierdo a Solovino». 

La prueba

A ella le desconcertaron los resultados cuando abrió el sobre. A mí no me sorprendieron para nada. Yo ya lo sabía, sólo me hacia falta una prueba irrefutable para construir el caso. Después de tantos años en este oficio, ya hasta puedo olerles la culpa a los malditos. Siempre es lo mismo con ellos y sus bobas mentiras.

¿Y qué se cree este abogado? ¿Cree que sólo porque tiene dinero puede hacer lo que le plazca y salirse con la suya? Y su hijo. ¿Qué ejemplo le está dando a ese niño? Es por los niños que hago mi trabajo con tanta pasión. Son ellos la tragedia real, las víctimas inocentes.

En fin, el pequeño Oliver no está enfermo. Su padre falsificó la nota del doctor para ir a esquiar en temporada baja. –Llámales a los padres por favor Marta. Diles que Oliver tiene una falta injustificada y lo esperamos aquí en la escuela lo más pronto posible.

Saturday, December 10, 2022

Perfeccionismo

Para escribir más lo importante es dejar atrás el perfeccionismo.

Friday, December 09, 2022

2022

Este año lo comencé cerrando un círculo. Fui al parque con mi esposa y quemé los restos de una crisis emocional que me sacudió en 2021. Recibos de terapia, notas, escritos y dibujos. Todos esos papeles se convirtieron en cenizas frente a mis ojos. Con ese gesto marqué el inicio de una etapa nueva, mirando hacia adelante. Unos días después dio positiva una prueba de embarazo. Terremoto. ¡Qué alegría! ¡Qué bendición!

Viajamos mucho en los primeros meses, pues intuimos que entre más avanzado fuera el embarazo, más difícil e incomodo sería viajar. Marsella, Manchester Mallorca y Skiathos.

Descubrí a Jordan B. Peterson. Disfruté leyendo sus libros "12 reglas para vivir" y "Más allá del orden". Me sorprendió que resonaran en mí las ideas de alguien de ideología conservadora. «¿Será que me estoy haciendo viejo?» Conecté con las historias de los pacientes a los que acompaña en terapia. También descubrí a Alain de Botton y su "School of Life". Disfruté leyendo sus ideas sobre salud mental, arquitectura, arte, psicología y paternidad.

Al fin hice muchas cosas que había estado posponiendo desde hace años. Saqué mi licencia de conducir. Compré una cama más grande, un segundo congelador y una bicicleta. Comencé a tomar clases de griego, a aprender guitarra clásica y a leer notas musicales. Me apunté a un curso de escritura creativa y estoy cultivando el hábito de escribir por las mañanas.

Recibí muchas visitas. Me dio mucho gusto poder compartir con mi familia cómo es mi vida aquí en Hamburgo. La comodidad de mi mini departamento. Lo rico que es caminar por las calles de mi barrio. La belleza del Stadtpark, con sus árboles frondosos y sus extensas áreas verdes.

No todo fue fácil este año. Nos contagiamos de covid. Tuve períodos de mucho estrés en la oficina. Me costó mucho trabajo pasar mi examen de manejo. Lo pasé en el tercer intento. En más de una ocasión me sentí frustrado y me resultó difícil controlar mis emociones. Me di cuenta de que me ofendo muy rápido y me tardo mucho en volver a mí cuando algo me saca de quicio. Aprendí que soy un poco arrogante y me abrumo muy fácilmente ante un fracaso. Una estrategia que me funciona muy bien cuando estoy enojado es distraerme y pensar en otra cosa. Evitar quedarme dándole vueltas al asunto en mi cabeza.

El nacimiento de Olivia fue una experiencia muy intensa y muy estresante, a pesar de que no hubo complicaciones graves. Mi cuerpo y mi mente llegaron al límite. Hubo de todo. Mucho miedo, mucho dolor (de mi esposa) y una impotencia aplastante. Fue una bomba de emociones. Creo que yo lloré más que la bebé en la sala de parto. Estoy agradecido de haber podido estar ahí para recibirla.

Sin pensarlo mucho decidimos tomarnos un año de paternidad. Los dos al mismo tiempo. Eso nos dio la oportunidad hacer las cosas sin prisa. Ir aprendiendo poco a poco a ser padres. Ir adaptando poco a poco nuestra relación a esta nueva realidad. Creo que fue una decisión acertada. Ya habrá en el futuro mucho tiempo para ir a trabajar y ganar dinero. Ahora es tiempo de crecer. 

Thursday, December 08, 2022

Una casa con jardín

Una casa con jardín. El olor a comida recién hecha. El ruido de nuestra hija jugando en el interior. Un librero, dos libreros, muchos libros. Nuestros álbumes de fotos. Un pequeño estudio muy colorido y a reventar de materiales para manualidades. Un calendario en la pared con muchas notas hechas a mano. Un garabato colgado en la puerta del refrigerador. Una mesita en el jardín. Tú y yo tomando café, respirando el aire fresco por la mañana. Un beso tuyo. 

Wednesday, December 07, 2022

Reconectar

Los días van pasando y yo con ganas de escribir. Todas las mañanas. Escribir para ir soltando los dedos y fortaleciendo el músculo lingüístico. Comienzo simplemente escribiendo un montón de ideas sin conexión. Sacando lo que hay en mi mente. Luego veo si hay algún tema que se pueda rescatar. La mayor parte de estas palabras terminarán en la basura. Las voy a borrar. Pero me habrán servido de algo. Palabra. Sí tú. Lo siento mucho pero te voy a borrar. Muchas gracias por tu colaboración.

¿Por qué me cuesta tanto trabajo compartir algo en internet? ¿Por qué me he quedado callado en las redes sociales, sólo observando, con miedo incluso a actualizar mi foto de perfil? ¿A qué estoy esperando para comenzar a compartir? Si no vuelvo a abrirme y a interactuar me voy a quedar en mi burbuja no sé cuantos años más.

Una parte de mí se resiste a esa dinámica tóxica de las redes sociales. Me refiero a que la gente comparte sólo la parte positiva de sus vidas y los demás los observamos con envidia. Miren mi auto nuevo, miren qué guapos están mis hijos, miren qué feliz soy y qué perfecta es mi vida. Pero creo que ya es hora de repensar mi actitud defensiva con respecto a las redes. Obviamente lo que compartimos es sólo una parte muy pequeña de nuestras experiencias, y es natural que nos den ganas de compartir las cosas positivas y de olvidar las partes negativas o aburridas de nuestras vidas. 

El mundo de hoy está híper-conectado. Las redes sociales están al alcance de todos (siempre y cuando tengan internet). Y la mayoría de la gente las usa de manera habitual. Qué bendición es vivir en esta época para alguien que tiene algo que decir. 

Me resisto a compartir lo que escribo porque no es perfecto. No quiero que los demás vean mis faltas de ortografía, mis relatos aburridos o mis poemas llenos de clichés sentimentales. Quiero sólo compartir una parte de lo que escribo. Sólo lo mejor. Por eso nunca comparto nada. Por eso nunca escribo nada. Y lo mejor de nada es nada. Este perfeccionismo me paraliza. Tengo que sacudírmelo ya.

Siguiente paso: reconectar.

Tuesday, December 06, 2022

Mi niña

Tengo un bebé de tres meses. Es una niña. No tiene dientes todavía, pero tiene una sonrisa sumamente contagiosa. Nació con mucho cabello y tiene un peinado muy mono que le va perfecto a su carita de bebé. Cuando tiene los ojos cerrados parece una bebé asiática. Tiene unos cachetes súper redondos y suavecitos. 

Tiene muy poca paciencia y pasa muy rápido de un estar relajada a un estado de alarma y pánico. Lo que le falta de paciencia le sobra de ternura y belleza. 

Me propuse pasar este tiempo con ella sin expectativas, para estar realmente presente con ella. La mayor parte del tiempo no tengo nada planeado. Voy viviendo el día al ritmo que me marca ella. A veces es muy aburrido para los dos. 

La mayor parte del tiempo la pasa durmiendo o tomando leche del pecho de su mamá. Una vez al día salimos a dar una vuelta y a respirar un poco de aire fresco. Primero llora, y después de unos minutos se queda profundamente dormida. Ayer durmió cuatro horas mientras paseábamos en un centro comercial.

Estoy perfeccionando el arte de mantener la calma cuando mi bebé está llorando. A mi esposa eso se le da de manera natural, pero yo necesito esforzarme mucho. Me ayuda visualizar a la bebé sonriendo y respirar profundamente.

Mi esposa y yo la estamos pasando muy bien. Espero que la bebé también.


Monday, December 05, 2022

Mañanas

Me gustan las mañanas. Son el momento perfecto para pensar con claridad. Me gusta comenzar a vivirlas despacio, poco a poco. Disfrutándolas como se disfruta un postre exquisito. 

Me tomo mi café con calma. Espero a que salga el sol, sentado sobre el borde de la ventana. Leo, escribo, medito. Disfruto el silencio que me deja escuchar mis pensamientos. Evito las redes sociales, los videojuegos y la televisión.

Cuando no puedo disfrutar mi mañana justo así como me gusta, me siento frustrado y comienzo el día de mal humor.

La paz matutina es un lujo que tiene su precio. Hay que dormirse temprano y levantarse antes que los demás. Y hay que dejar el departamento en orden desde la noche anterior. Sería un desperdicio pasar una buena mañana recogiendo platos y doblando ropa.

El encanto matutino se termina muy pronto, pero siempre me deja una sonrisa que me acompaña el resto del día.



Sunday, December 04, 2022

Rituales

Cuando estaba en sexto año de primaria, hicimos unos shorts de periódico y uno a uno los tiramos al fuego como un símbolo de la infancia que íbamos dejando atrás. Todavía recuerdo ese ritual después de tantos años. Aunque sólo debía tener unos once años, en ese momento me sentí grande, serio y responsable. Como un pequeño adulto.

A mí me gustan mucho los rituales. No me parecen bobos ni ridículos. Me gustan porque los tomo en serio. Aprendí a hacerlo desde chico en el colegio católico, atendiendo a mil misas y celebraciones religiosas.

El ritual, religioso o pagano, tiene el poder de conectar con nuestro subconsciente y nuestras emociones. Si lo entendemos como una herramienta psicológica y no como algo mágico, lo podemos emplear para inyectarle significado a nuestras vidas.  Y eso –el significado–. Vale oro.

Este podcast me hizo reflexionar sobre el poder de los rituales. Hoy toca encender la segunda vela de la corona de adviento. La enciendo en mi departamento cálido y acogedor. Escuchando música navideña y tomando un té junto a mi esposa, mi hija y mis suegros. Feliz y agradecido.


Saturday, December 03, 2022

Proyectos

Un ebook sobre un tema poco interesante.

Una pastorela corta para Zoom.

Poesías cortas en alemán e inglés para incluirlas en mi presentación de fin de año.

Una tarjeta navideña digital super cursi estilo internet en la década del 2000.

Una cadena de mensajes de WhatsApp, estilo "si no envías este mensaje a al menos 3 personas, se te van a pudrir tus genitales".

Un newsletter sobre temas ordinarios de la vida, por ejemplo "Este martes se acabó la pasta de dientes".

Un show de talentos poco apreciados vía Zoom.

Olivia plus. Un servicio de subscripción para recibir fotografías exclusivas de la bebé. Dirigido a sus abuelos y tíos. Sólo 5 euros al mes. ¡Ka-ching!

Comenzar los domingos escribiendo un correo largo a un buen amigo.

Un tarjetero con nombres de amigos con los que quiero mantener un buen contacto. Rotar las tarjetas semanalmente.

Un calendario de adviento vía WhatsApp. Acertijos, poemas, memes, etc.

Un juego que se juegue por WhatsApp

Friday, December 02, 2022

Adiós al espejo en primavera

Si en algún lugar del mundo se rompe un espejo, se acaba un silencio y se nubla de pronto.

Thursday, December 01, 2022

Trascender

Tantos proyectos, tantas ideas, tantos sueños... Y tan pocas creaciones. 

No tengo nada que demuestre que existí. Que estuve los últimos trece mil y pico días en este planeta, respirando su aire, coexistiendo con sus casi 8 billones de habitantes. Llevo dos décadas posponiendo mis ideas, guardándolas en el banco de mi memoria y dejándolas para un mañana hipotético. 

De vez en cuando se apodera de mí un impulso creativo, un ruido en mi cabeza, un movimiento en mi pecho, un malestar. No siempre lo puedo identificar, a veces simplemente comienzan a surgir ideas una tras otra. 

De pronto vuelvo a soñar, vuelvo a creer en mí. Y por un breve momento vuelvo a ser un escritor en ciernes, un artista, un emprendedor. ¡Cómo me gusta soñar que escribo y soy leído! ¡Cómo disfruto imaginar que mis ideas cambian el mundo! 

Pero así como llega tan de repente, ese ímpetu creativo también se va sin avisar. Es fugaz e impredecible. Y yo sin su inspiración regreso a mi vida cotidiana y se se me olvida poco a poco que dentro de mí arde un fuego que quiere ser incendio. 

Quiere trascender.

Monday, April 18, 2022

Η Ολίβια μας / Nuestra Olivia

Original en griego nivel básico porque apenas estoy aprendiendo:

Ποσ θα είναι η Ολίβια μας;

Θα έχει τα όμορφα μάτια σου;

Θα τησ αρέσει η θάλασσα και το καλοκαίρι;

Ποιο θα είναι το αγαπημένο λουλούδι της;

Θα παίζει με  την άμμο;

Θα είναι ένασ καινούργιοσ κόσμος.

Ο κόσμος μασ θα είναι πιο όμορφος με εκείνη

Δεν μπορώ να περιμένω!

Traducción:

¿Cómo será nuestra Olivia?
¿Tendrá ella tus hermosos ojos?
¿Le gustará el mar y el verano?
¿Cuál será su flor favorita?
¿Jugará con la arena?
Será un mundo nuevo.
Nuestro mundo será más hermoso con ella. 
¡No puedo esperar!